jueves, 15 de diciembre de 2011

Pretend


I'm tired ofpretending
If I'mfeeling sad,
I'm not goingto hide it
I'm exhausted        
Everyonethinks I'm always happy
But I'm not,
I don't evenremember the last time
I reallyfelt happy,
I've beenpretending for so long
That I don'teven know how I feel
How should Ifeel?
What shouldI feel?
What shouldI say?
I've beenpretending to protect myself
to preventme from the pain
But I'vekept it so hard,
that it'shurting more instead.
And I don'tknow what to do
to make itstop,
to let itgo,
to make itgo away.
But thething is,
Will it evergo away?
Will I everbe the same?
Will I eversmile like before?
Will I everfeel happy again?
I hope Iwill, but I'm not sure at all.

Sonrisa

Un amanecer puede provocarte una calidez interior inconmensurable, incomparable a otra sensación, y siempre sin saber porque, Es un momento de evasión, de desconcierto mezclado con simplicidad. Hay momentos, a veces muy reducidos, que te permiten vaciar tu mente,
dejarla en blanco y simplemente no pensar. Te hacen reír sin complicaciones, sin necesidad de un esfuerzo extra por tu parte. En cambio, hay momentos opuestos a éste, te hacen sacar tu más falsa sonrisa, pero a veces lo que más te desconcierta, es lo buena que puede llegar a ser tu máscara, que a veces más que máscara, es un caparazón donde escondes la cabeza cuando sientes que te vas a romper. Y aún con tu mayor esfuerzo, se te escapa, se te desvanece, como algo escrito en la orilla de la playa, al pasar la ola del mar por encima, borra todo a su paso, como si no hubiera estado nunca ahí, solo han sido imaginaciones tuyas. Eso es lo que pasa con las sonrisas falsas, parecen que están ahí cuando las necesitas, pero a veces tu fuerza no es suficiente, y se difuminan poco a poco hasta que no puedes usar otra, como si ya hubieras agotado todas las que tenias. Incluso hay momentos en los que supones que tienes la sonrisa puesta, pero en realidad estas muy seria, y solo te das cuenta cuando alguien te pregunta, ¿estás bien?, y justo al acabar de formular esa pregunta, tu enciendes inconscientemente el interruptor, y la sonrisa falsa aparece de nuevo. Es como si en realidad no estuvieras engañando a nadie, solo a ti misma, y al darte cuenta de eso, duele. Y el pensar que no siempre tendrás una sonrisa falsa que usar, desilusiona. Pero el que más desilusiona, es saber que en algún momento de tu vida vas a tener que enfrentarte al dolor, quieras o no. Pero da miedo, no sabes cuán grande puede ser.

Evasión

A veces tengo ganas de desaparecer,
irme a cualquier sitio y que no me encuentren,
estirarme y dejar las lagrimas resbalar y esconderse en mi pelo.
A veces tengo ganas de volver a sentirme como antes,
preocuparme pos cosas banales sin importancia, superficiales,
en vez de tener que soportar este nudo en la garganta,
de pensar que está pasando para que todo se desmorone de esa manera.
A veces me gustaría volver a dormir como antes,
poder dormir toda la noche entera,
sin pesadillas, ni sustos repentinos.
A veces me gustaría mirar a esa persona y ver de nuevo ese brillo en los ojos,
esa sonrisa en sus labios, que te hace pensar que todo va a estar bien,
te da la seguridad de poder seguir hacia adelante.
Pero eso no pasa, no es tan fácil,
el simple hecho de pensarlo no lo hace real.

Escondite

En ocasiones, parece que las lagrimas tengan mucho más peso de lo que parece,
porque siempre que intentas retenerlas en los ojos, acaban cayendo
como si la ley de la gravedad tuviera mucha más fuerza sobre ellas.
Continuamente, escondemos nuestros sentimientos,
hasta tal punto que no sabemos siquiera qué estamos sintiendo,
te paras a pensar un segundo en el por qué de tus lágrimas,
de tus noches sin dormir, de tus miradas perdidas,
y llegas a la conclusión que no eres de piedra, no puedes ignorar todo lo que te envuelve,
te va a afectar de una manera o de otra, quieras o no quieras.
A veces te obligas a ser fuerte para ayudar a otra persona,
y en realidad esa es una muy buena escusa para sentirse mal, pero solo por dentro.
Es una sensación extraña cuando piensas que tu máscara es suficientemente fuerte y creíble,
y en realidad no lo es.
Es un sentimiento extraño el compartir tus sentimientos con alguien, porque piensas que no va a saber que decir, y lo vas a poner en una situación incómoda.
Es inútil pensar que las palabras de alguien te harán sentirte mejor, porque no hay suficientes palabras en nuestro vocabulario para expresar como se siente estar en una situación así. Y no hay suficientes palabras en este mundo para hacerte ver que pasándolo mal no arreglaras nada, pero es totalmente inevitable, el dolor, el agotamiento, lo hace real, te demuestra cuanto te importa esa persona, cuanto darías por ella.
Las palabras nunca son, y nunca serán suficiente, a veces, un simple abrazo, una mirada, te reconforta muchísimo más. A veces, es totalmente necesario, el notar que alguien está allí, por ti, pase lo que pase, que te apoye y te abrace sin que se lo pidas, y te deje llorar en su hombro hasta que te canses. A veces, se necesita a una persona que te abrace hasta que te duermas, pero no siempre pueden estar todos cuando los necesitas. Y te tienes que conformar con oír su voz.